Los mandalas son monumentos que por su conformación armoniosa son capaces de promover pensamientos que producen sentimientos y emociones agradables.
Los mandalas son representaciones gráficas (dibujos en dos dimensiones) o espaciales (tridimensionales) de las múltiples posibilidades de geometrías armónicas, que usan los elementos esenciales, las simetrías, los diseños, los colores y los materiales, que se transforman en un modelo que representa las características y condiciones necesarias para proyectar un contenido estético, una sensación de bienestar y paz.
Mandala en sánscrito significa círculo o anillo.

Este tipo de representación se reconoce en numerosas culturas originarias, tanto en México como en diversas partes del mundo. Existiendo diferentes tipos de mandalas, cada uno relacionado con un propósito, energía o intención en particular. Desde tiempos remotos han sido usados como focos para la meditación, la oración, la sanación, la enseñanza o el establecimiento de espacios sagrados.
En el budismo el mandala representa el mapa de la estructura de la realidad, comunicando la idea de unificación. Es un monumento de gran poder que contiene la energía para conferir beneficios que permean los cinco elementos en todo el planeta (agua, tierra, fuego, aire y espacio). Estos beneficios son vastos y poderosos, capaces de restaurar la armonía (ecológica, social y personal) de la Tierra y sus habitantes.